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Abreu ya la picó (180.com.uy)

Por Gustavo Gallino

Una de las banderas uruguayas más famosas, que siempre luce en el Estadio Centenario cuando juega la celeste, muestra las fechas más importantes de nuestra historia. A 1930 y 1950 ahora se le suma el 2010, con esta campaña inolvidable.

El partido de ayer fue la confirmación de la mejor actuación celeste en la historia de las Copas del Mundo. Con este triunfo, son siete los partidos mundialistas en los que nuestra selección mantiene el invicto, gracias a los dos empates en 2002, el empate inicial con Francia y las posteriores victorias de este campeonato. Por supuesto que meterse entre los cuatro mejores del mundo genera una emoción indescriptible y es lo más importante.

Además, lo más lindo de esta gesta fue la forma. Un partido sufrido, peleado, trabado, con momentos críticos como la salida de Lugano por lesión, la caída de Fucile y el penal en el último minuto, después de un tiro libre mal cobrado por el árbitro portugués. Un juez que tuvo una actuación lamentable, imitando el nivel en general del arbitraje en este Mundial. Se terminaba un partido de 120 minutos, en el que Uruguay había hecho todo para ganar, y Suárez puso las manos. No quedaba otra. Parecía que se terminaba la historia, pero como dijo Tabárez, "algo nos empujó a la victoria". Gyan falló el desicivo penal y terminó el alargue.

En los penales lo que todos vimos. Las manos de Muslera, la calidad de Forlán y la picadita loca de Abreu que hizo delirar a un pueblo entero. El estadio, con capacidad para 90.000 almas, en su mayoría africanas, se vació muy rápido y quedaron un puñado de uruguayos festejando. Los celestes ya sabemos de estas cosas. Jugar contra un estadio y un continente entero en contra, contra los jueces, y lograr callarlos a todos, jugando al fútbol con el corazón. No es un mito que Uruguay es una tierra de grandes hombres, y ayer este grupo liderado por Tabárez lo demostró.

Lo que se viene ahora ya es un regalo, bien ganado por supuesto, y hay que disfrutarlo. Uruguay se queda en el Mundial hasta el 11 de julio, ya sea en la final o en un tercer o cuarto puesto. Pase lo que pase, este año quedará en la historia y el disfrute de estos días perdurará por siempre en la memoria colectiva de los uruguayos.